¿Eres mayor con 50 años para que te contraten?

Pero ¿Que demonios estamos haciendo? Bajo mi punto de vista se está cometiendo una de las cuestiones mas torpes como sociedad que podríamos hacer.
Al hilo de esto, recuerdo una historia, no sé quien la contó en un curso de esos de tantos sobre motivación y desarrollo personal. La historia era bonita, pero para mi su mensaje era tan importante que la llevo grabada conmigo hace más de dos décadas. Dice asÍ:
“ Un día en una majestuosa mansión, la familia se disponía a cenar. Era una mesa larga, impoluta, y llena de bandas y buenos vinos. En un extremo de la mesa se sentaba la familia compuesta por el padre, la madre, y dos hijos que no llegaban a la década. En el otro extremo sentaban al abuelo. Apartados de ellos. Marcaban distancia, no solo en la mesa, si no en sus comportamientos y en sus acciones hacia él. El abuelo había tenido una vida dedicada a sus empresas, y era el creador de todo cuanto tenía su hijo. Ese que se sentaba en el otro extremo de la mesa, y que ya no querían saber nada de él, era el culpable de que vivieran así de bien. Según el padre de familia, “el abuelo ya había tenido su vida. No le hagáis mucho caso, le decía a sus hijos, día tras día. Esperando a que el de la guadaña un día se llevara al abuelo para siempre y así no tener que soportar sus “cosas de viejo”. Cuando el servicio, puso la cena, a la familia les puso cubiertos de plata. Cubiertos relucientes y limpios, cuidados con esmero para que la familia pudiera degustar, los platos que venían llenos de comida. Al abuelo, el servicio tenía orden de ponerle UNA CUCHARA de madera. Ese día del que hablo, el hijo de 9 años cuchicheó a su madre: ¿Porque nosotros comemos con cubiertos de plata y el abuelo con una cuchara de madera? La madre por no ir en contra de su marido, mandó callar a su hijo, mientras le decía: al abuelo ya le da igual, ya tuvo su vida.
Después de ese día, los días seguían siendo como siempre. Una persona sola entre gente que no le quería y que veía que ya no podía aportar nada.
Al caer la tarde, en uno de esos días, el padre, llegaba cuando la noche comenzaba a nacer, y vio a su hijo en las escalinatas de la casa, con una pequeña navaja, y un buen trozo de madera que había cogido del jardín. El padre, inquieto se acercó a su hijo, y le preguntó: ¿Que haces cariño con esa navaja y ese trozo de madera?. El hijo levantó su mirada, y con los ojos llenos de vida le dijo: ESTOY HACIENDO TU CUCHARA DE MADERA.
Y eso es lo que estamos haciendo en el terreno laboral en este maravilloso país que se llama España. Consideramos que tener alrededor de los 50/55 años es una cuestión vital para ya no ofrecer nada a las empresas. Esto es una barbaridad. Llevo en el mundo laboral cerca de 30 años y jamás he conocido a nadie que fuera sabio con 21 años. Los grandes “maestros” de mi sector, son gente mayor. Son gente que superan los 60 o más. Esa gente, sabe más de la empresa, de su sector que cualquier sujeto que haya sacado mil master en cualquier lugar del mundo. Llevan en su cuerpo una cosa que se llama EXPERIENCIA, y que gracias a Dios, no se puede comprar, ni te puedes licenciar en EXPERIENCIA en ninguna Universidad del Mundo. Solo hay una Universidad que la da, y es la Universidad de la vida.
Pues bien, nosotros lejos de fomentar que estas personas se pongan al cargo de transmitir sus conocimientos, sus valores, su filosofía, para los que se incorporan a la empresa, buscamos fórmulas, para ver si los podemos jubilar anticipadamente porque son un gasto inmenso para la empresa. Y solo porque después de comer tienen más sueños que una persona que acaba de pasar de los veinte, y porque según algunos alumbrados de corbatas caras son un “gasto insostenible”.
Eso si, y por otro lado nos mandan mensajes que la edad de jubilación será cada vez más alta. Pero de verdad ¿que estamos haciendo?. O vamos a setas o vamos a rolex, pero no a jugar con personas que han dedicado toda una vida a sacar empresas y por ende el país adelante.
Mira se me ocurre una cosa, podíamos vaciar un centro comercial de esos de moda, cerramos todas las tiendas, y llevamos allí a las personas mayores, para que se vayan muriendo y que nos dejen tranquilos. Ahora, una cosa digo, piensa en que el juez que juzga este hecho, es el más sabido de todos: EL TIEMPO. Y si no podemos remedio, es cuestión de tiempo que nos lleven a ese Centro Comercial.
Por favor, hagamos modelos para personas mayores de 55 o 60 años. Que las necesitamos. Que necesitamos su experiencia, para que esto no vaya a peor.
Esta es la opinión de alguien que se está haciendo mayor, pero que siempre vio en las personas mayores, personas de las que aprender, y nunca, nunca prescindir de ellas. Y mucho menos en el terreno laboral .
Firmado, un abuelo prematuro.